En el día de la fiesta más importante india, el Diwali, que celebra la victoria de la luz sobre la oscuridad, me pasé por este restuanrante indio del que había leido reseñas indicando que era de calidad. Fui al mediodía a tomar su menú del día, que me ha parecido escaso de cantidad aunque de sabor, correcto y con un pésimo servicio. Una mala experiencia por tanto.
Con el consabido pan y salsa, vienen unos aperitivos de entrante: pollo chat, pakora y ensalada. La ensalada resulta más decorativa que otra cosa (y me da la sensación que la flor de zanahoria no se fue a la basura…). Estaban ricos, pero minúsculos en su tamaño.
De principal, cordero mughlai, que venía con una enorme fuente de arroz basmati, apenas sin condimentar. El cordero estaba bueno, pero escasísimo, apenas cinco o seis bocados, cubiertos por la salsa.
De postre tarta de zanahoria.
