Prodigi

Este restaurante fue galardonado para 2025 con una estrella Michelín y desde luego es todo un acierto su visita. El nombre es muy original, ya que proviene de que está ubicado donde confluyen tres de las calles más conocidas de Barcelona: Provença, Diagonal y Girona.

El chef y propietario es un jovencísimo cocinero, Jordi Tarré, quien empezó sus estudios de cocina con 15 años en la escuela de hostelería y turismo CETT. Con 20 años pasó un tiempo en Londres, restaurantes como el Mandarin Oriental de Hyde Park, Ametsa with Arzak Instructions y The Fat Duck. A su vuelva se incorporó a esa gran escuela de cocineros que es Hisop.

Ofrece una cocina de mercado con raíces catalanas y estilo contemporáneo. La sala es elegante y el servicio atentísimo.

Probé su propuesta diaria, que consiste en un aperitivo, un primer plato y un plato de carne o pescado, además del postre.

El aperitivo fue un cremoso de pollo con piel crujiente, caqui, mostaza encurtida y ponzu. Un buen comienzo.

Como primer plato tomé Calabaza braseada con salvia noisette y vinagreta de avellanas acompañada de sobrasada tostada y burrata. Un plato contundente y sabrosísimo.

De principal elegí el pescado de lonja con emulsión Café de París, texturas de coliflor noissete y yuzu. También un platazo.

El postre fue un flan de miso con helado de vainilla bourbon y kikos de chocolate.

El menú diario tiene un precio de 35€, bastante sorprendente, dada la calidad de la propuesta, el servicio atentísimo, la sala elegante, etc. Las bebidas se cobran aparte, pero también tienen un precio muy moderano. En total la cuenta fue de 46€. Ojalá poder disfrutar de un restaurante así de forma más habitual. Dejo pendiente para otro viaje probar su menú degustación, que sin duda será también estupendo.

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