80 grados es uno de esos restaurantes de Madrid donde siempre cuesta encontrar sitio gracias a un concepto que sus fundadores denominan Gastronomía XS, platos de cocina tradicional contemporánea, pequeños de tamaño y de precio (unos 7€). El nombre viene de la técnica de cocción a baja temperatura, que garantiza el mantenimiento de los nutrientes y proteínas de los productos sin perder su sabor original. Actualmente tienen seis restaurantes en Madrid y uno en Bilbao.


Fui a probar su menú del día en el de Castellana, un local que conozco bien ya que fue donde antiguamente estuvo el mexicano Sí Señor. El local es enorme, con decoración moderna, multitud de camareros y lleno hasta los topes de gente joven (llega una edad donde la mayoría son más jóvenes que yo) y familias.


Tenía curiosidad por su menú porque son los mismos platos que en la carta. Se elige un plato frío, dos caliente y un postre. El precio del menú es de 15,85€ con una bebida y pan. Una de mis dudas es si iba a ser suficiente comida para dejarme satisfecho con eso de los platos XS. Sí lo ha sido. El sistema que siguen es que sacan los platos (menos el postre) sin un orden establecido, prácticamente de golpe. No es la primera vez que me encuentro con esto últimamente. Entiendo que optimiza el tiempo de la cocina y te hace comer más rápido. Francamente, no me gusta. Da sensación de urgencia y además se enfrían los platos calientes. Es el principal punto negativo que le pongo al restaurante.

Comencé con el Steak Tartar sobre un gofre de yuca y acompañado de micromezclum y una emulsión de mostaza. Le pondría un 6, el sabor de la carne era bueno pero el corte era de máquina, que la deja con una textura algo pastosa. Además el gofre me resultó algo gomoso. Hubiera preferido un pan o tostada en vez del gofre.

Seguí con el cordero asado a baja temperatura con ñoquis con una crema calabaza y gorgonzola acompañado por una vinagreta de tahini y sirope de arce que, junto con bolitas crujientes de maíz y jugo aromatizado con salvia. Me gustó el corderno, no tanto los ñoquis. El plato lo tomé templado, quizá por sacarlo junto a los otros platos. Una pena.

Raviolis de Chilli Crab con salsa Thai de cacahuetes. El plato que menos me gustó. El relleno de chili crab estaba bueno, así como la salsa, pero la masa de los raviolis me resultó dura.

De postre tomé su plato recomendado, la leche con Galletas y chocolate: una base de toffee de chocolate, una bola de helado de leche y espuma de galletas maría. Muy rico. Fue una buena recomendación.

Mi conclusión es que es un restaurante que no está mal, especialmente con el menú. Obviamente tengo en cuenta el precio, la ubicación, el servicio, etc. La calidad de la comida es mejorable, por supuesto, pero bastante correcta. Una opción moderna, divertida, muy orientada a público joven que no quiere gastarse demasiado.