CONDUMA es un restaurante burgalés en Madrid, ubicado en pleno barrio de Hortaleza. Una parada obligatoria para los amantes de la buena cocina castellana. Recientemente volvimos con un grupo de amigos y, como siempre, la experiencia fue memorable.
Nada mejor para empezar que la clásica morcilla de Burgos.
Los callos fueron una delicia: melosos, tiernos y con ese toque casero que los convierte en uno de los mejores que hemos probado en mucho tiempo.
A continuación pedimos un platazo inesperado: mollejas de ternera blanca con cangrejo. Las mollejas estaban en su punto exacto, y el maridaje con el sabor delicado del cangrejo, rematado con una salsa espectacular, fue una auténtica sorpresa.
Para equilibrar, un revuelto de trigueros, que resultó muy sabroso y nada pesado.
En CONDUMA, el lechazo asado es su especialidad. Pedimos dos cuartos para compartir entre cinco comensales. Sin fallos. En su punto.
Para los postres, tarta de chocolate, de queso con pistacho (la que más me gustó), arroz con leche y un estupendo flan casero.
La cuenta total fue de 270€ para cinco personas (54€ por persona), incluyendo dos botellas de López Cristóbal Crianza. Teniendo en cuenta la calidad del lechazo —un producto cada vez más caro— y la calidad de las raciones, el precio es más que razonable.